Dios no desampara a los hijos y así en su ejemplo debemos vivir nosotros para con los nuestros.
Debemos prestarle nuestro oído, siempre que nuestros hijos lo requieran, no vivir afanosos, pues limitara la confianza, y nos llevaría a no tener tiempo para las pequeñeces de la vida, que “solo podremos vivir en el seno familiar”.
Ser agradecidos con Dios por la familia, por el vivir cada segundo al lado de nuestros seres amados, nos dará la bendición de prolongar el tiempo.
La firmeza en cada decisión, la confianza en Dios en que el cuida del otro, se vera reflejada en el vivir de nuestros hijos.
Afianzando sus pasos, su crecimiento y habremos sido así, los padres que Dios esperaba.
Damos gracias a Egmidia Duarte de Báez por ser la mentora del Boletín Informativo.
Por el cese de su tarea, ya no será parte de la misma. Dios la Bendiga.
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